La Península Antártica constituye una de las exhibiciones visuales más impactantes del medio natural; artísticos icebergs, cristalinas aguas, bahías que te acercan al paraíso y primaveras que nacen y mueren en tus ojos.
En sus costas, existe una bahía de protegidas aguas llamada Caleta Cierva donde se asienta el conjunto antártico con mayor grado de integración con su entorno, la Base argentina Primavera.
El belga Adrián de Gerlache, en homenaje al profesor de la Universidad de Lieja W.Spring, denominó Primavera (Spring en ingles) al accidente geográfico donde hoy se asienta la base. Los argentinos suelen comentar, en cambio, que su nombre se debe a que se trata de una base bien protegida donde en verano austral suele lucir el sol; con el calor estival se produce un ligero deshielo de la costa de la bahía provocando una explosión de praderas de líquenes y de musgos de forma similar a un jardín en primavera.
La historia dice que en 1954 los argentinos decidieron instalar allí el refugió naval Capitán Cobbet, que permaneció en activo hasta 1977, cuando una remodelación dio nuevos aires al complejo que paso a alcanzar la categoría de base. El cambio no solo afectó a su nombre sino que varió radicalmente su diseño, así las casetas adquirieron su llamativa configuración que incluye unas pasarelas elevadas, que salvando el desnivel, permiten la intercomunicación de los módulos.
Está base esta dotada normalmente de una dotación de entre 18-20 personas, que suelen incluir científicos y militares. La dotación suele rotar y el personal por lo tanto cambia, pero he de indicar que es uno de los lugares donde he disfrutado de mayor hospitalidad, aun recuerdo el sabor de un delicioso asado argentino que tomamos entre sus paredes. También es cierto que la base no suele estar dentro de las rutas turísticas habituales por lo que su dotación suele agradecer mas la visita de extraños. En cuanto a infraestructura cuenta con una enfermería, un parque automotor, un laboratorio, varios depósitos, una carpintería, un comedor y una casa principal.
Caleta Cierva fue también sede del primer y único asentamiento español en el continente. En sus rocosas paredes, España instaló en la campaña 2003/04 un pequeño campamento temporal, que contó con una plantilla mixta de científicos y militares. Una vez finalizado las investigaciones que lo hicieron posible, el campamento dejo de ser útil y según lo dispuesto en el Tratado Antártico para estos casos, se procedió al desmantelamiento y reciclado de sus módulos.
La base es coqueta y bien integrada con el entorno, hasta el punto que se ve cercada por varias colonias de pingüinos y son frecuentes las visitas de focas. Creo que es uno de los mejores lugares del mundo para observar un atardecer, ya que cuando el sol se acuesta entre los icebergs, luce tonalidades de gran hermosura.
Un espacio bucólico, bello y que pese al tiempo transcurrido aun la sigo la saboreando en mi mente, porque en mi corazón y en mis recuerdos sigue siendo la base antártica más bella.
Actualizado el 25 abril,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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